Intentando identificarme conmigo, con mis pensamientos, con lo que sé, con lo que no, con todas aquellas pequeñas y grandes cosas que me identifican.
Sentí en mi interior la contradicción de que no había nada. De que tan solo el Ego era quien llenaba el vacio tangible de lo que fuese, seá o vaya a ser. Vi que era el engaño que nos imponiamos a nosotros por y para compararnos con nosotros o con lo de afuera.
Comprendí que estoy tan lleno como vacio y que lo único que puede llenarnos son aquellas personas que nos rodean.
Que nos agradecen, que nos abrazan, que nos regañan, que nos ayudan, que nos hacen ser uno con nosotros mismos y uno con los demás.
Más sabiendo o sin saber, un día como otro cualquiera seguiré errando
seguiré aprendiendo
Y así
Hasta el fin de mis días.
